Muchos estamos en el plan de esforzarnos todos los días para ser mejores seres humanos y alcanzar muchos sueños. Sin embargo, este mes Dios me ha estado hablando sobre la importancia de escuchar Su instrucción para llevar a cabo todos esos propósitos. Dentro de las cosas que me sacudieron por completo fue cuando me pidió que me organizara, para poder estar en reposo. ¡Wow! ¡¿Cuándo fue la última vez que sentí que mi mente, mi cuerpo y mi corazón estaban en suficiente quietud como para escuchar Su voz y obedecerla?! Entonces, tuve que tomar medidas:
1. Pocas actividades en más tiempo:tenía que dejar de estar corriendo de un lado para el otro tratando de resolver mil actividades. Así que busqué estrategias para ser más selectiva con las tareas, para poder hacerlas bien y con plena consciencia. De esta manera, se me empezó a hacer más fácil escuchar las instrucciones de Dios para cada cosa, tener una mejor actitud e, incluso, poder leer las necesidades de las personas en mi entorno. ¡Menos es más!
2. Planear el siguiente día en la noche:como resultado de organizar mejor la agenda, ahora me puedo enfocar en pasar tiempo de calidad con Dios apenas me levanto, en vez de ocupar las primeras horas de la mañana en preparar lo que tendré que hacer el resto del día. ¡Dejar todo listo y planeado desde la noche anterior ha sido un alivio! Puedo despertar y disfrutar del café, el sol, respirar profundo y orar. ¡Cero afanes!
3. Pedir perdón y perdonar:examinar nuestro comportamiento en las últimas 24 horas nos ayuda mucho a hacer cambios diarios y a replantear actitudes. A veces, minimizamos nuestros errores o el dolor que sentimos por alguna ofensa y empezamos a acumular sentimientos negativos en nuestro corazón. Lamentablemente este es un obstáculo gigante para alcanzar el reposo y la paz necesaria para estar en comunicación con Dios. ¡Por eso, he llegado a la conclusión que vivir al día con las cuentas pendientes es lo mejor del mundo! Pido perdón, recibo misericordia, doy de lo que he recibido y renuevo fuerzas para el resto de la jornada. ¡Es como darse una ducha espiritual en una tina llena de espuma!
4. Oración contemplativa: hacer devocional no es solamente orar (hablar) y leer la Biblia. He descubierto que tener un momento para hacer silencio y dejar que Dios hable a nuestro ser es la parte más importante y la más espacial de todas. Pero, para hacer silencio, no solo hay que callar el cuerpo, sino también los pensamientos y las emociones. De ahí que se requieran el paso 1,2 y 3 para llegar a este punto. Un salmo dice que la palabra de Dios es tan dulce como la miel. ¿Se imaginan un mejor desayuno que ese? ¡¡Ñamii!! Siéntate, entra en quietud y espera. Cuando Él hable, tu alma lo sabrá.
Yo he sentido un cambio gigante en la forma como enfrento cada día y en mi relación con Papá. Espero que estos tips les ayuden a ustedes también.
Comments