¿Han escuchado el dicho “la loca de la casa es la mente”? Bueno, les puedo decir que sobre mi cuello no solo hay una loca sino como diez personajes diferentes que quieren conducir mi vida a su gusto. He identificado que “el mundo”, “la carne”, “Satanás” y el mismo Dios permanecen en un constante concurso para ver quién se lleva mi atención y así lograr que yo actúe conforme a su influencia. Honestamente, he tenido unos días terribles con mi mente y me ha tocado disponerme nuevamente para que Dios la trasforme. Sí, se me olvida que es un trabajo diario y para toda la vida. El punto es que con este post quiero que sepas que no estás solo en la batalla, al menos yo también estoy en las mismas (¡Hi5!/Chokis).
Si estás viviendo algo parecido, te recomiendo el libro "El campo de batalla de la mente" de Joyce Meyer. Ahí ella explica que someter todos los pensamientos a Cristo (2 Cor 2:15), es decir, a su criterio y sabiduría, implica leer la Biblia todos los días, recitar versículos claves en voz alta, orar y esperar a que ese acto de guerra empiece a dar sus frutos de victoria. Es casi como entrar en un plan de fitness para alcanzar salud mental y fortaleza espiritual, es decir, fe. Eso sí, si uno se come un postre de malos pensamientos todos días, uno no puede esperar cargar con el peso de una prueba o hacer los 70k para alcanzar el llamado. En fin. Mucho ánimo, porque no tenemos otra opción, pues es esta es la única manera de conocer la buena, agradable y perfecta voluntad del Señor.