La oscuridad
- FrancA Pizzarra
- 30 jul 2019
- 1 Min. de lectura

Cuando afirmamos “jamás voy a salir de la depresión” o “para siempre voy a tener que soportar la ansiedad” es porque nos hemos creído una gran mentira. Yo duré cinco años con ataques de pánico recurrentes y muchos más luchando contra la depresión y la ansiedad generalizada. Sin embargo, hace poco, en medio de una situación difícil, sentí que la persona que vivía llena de temor y sin esperanza se había desvanecido por completo y que esos momentos tan oscuros pertenecían a otra persona. Ya no soy esclava y no hay quién me torture. ¿Cuál fue el punto de quiebre? El día que le dije a Dios que me comprometía a encontrar la raíz de mi condición, que no me iba a conformar con un diagnósito médico y que “así se me fuera la vida en ello” no iba a descansar hasta tener un mínimo de claridad que le trajera luz a otros. No soy perfecta, pero definitivamente no soy la misma de antes. Si estás luchando con la depresión y la ansiedad, quiero decirte que sí existe el camino hacia la libertad y la sanidad. En mi caso, todas las respuestas las encontré y las sigo hallando en el corazón de Papá Dios.
“Con justicia serás adornada; estarás lejos de la opresión, porque no temerás, y lejos del temor, porque no se acercará a ti”.
(Isaías 54:14)
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